uién lo creyera, es la física cuántica la que le ha propinado un durísimo golpe a la objetividad, eje fundamental de la física newtoniana, al derribarle el edificio de la neutralidad de los humanos, en cualquier desarrollo, investigación, análisis o vínculo que se quiera construir. No somos objetivos ni proponiéndonos. Y no por terquedad, obstinación o creencias, sino por diseño humano. Al ser energía, no se puede estar congelado, estático, sin permear los procesos que se analizan. El sello personal esta presente en cada momento. Aun mas, el sello propio modifica el resultado de lo investigado. Muchas investigaciones dan resultados diferentes por las características propias de quien investiga.
Entonces, la objetividad es un mito viejo que hay que superar al igual que se necesitó cambiar el concepto de la tierra plana por el de la tierra redonda. La objetividad fue la manera como la razón quiso dominar la conducta humana relegando las emociones, la intuición, los sentimientos y la percepción, de manera muy agresiva, a un cuarto oscuro y de “segunda categoría”. Debilidades, fragilidades, “subjetividades” que no permitían ver con objetividad los hechos “tal cual”. Pero… no existe lo objetivo, no existe la imparcialidad. Cada acto humano está teñido de lo que soy, de lo que pienso, de lo que creo. Por eso la teoría del vaso “medio lleno, o medio vacío”. Cada quien ve ( e interpreta) lo que su “interior” conceptúa válido.
No hay historia objetiva. No existe la imparcialidad. Esperar que un columnista de opinión sea objetivo es casi ir “contra natura”. Hay que aclarar que hay una diferencia entre una columna de opinión y una información o noticia. Esta última debe cumplir ciertos requisitos donde se espera que tenga diferentes miradas que enriquezcan el análisis. El receptor de la información tomará sus propias conclusiones, claro de acuerdo a su subjetividad…
Pero, ¿columnista de opinión “sin opinión”? imposible. Es su opinión no la de otros. Lo que en redes muchos esperan son columnistas que “piensen como yo” que soy el “acertado”. Esto es lo que las redes hoy catalogan como objetivo, imparcial. Los que opinan igual a lo que yo creo, son objetivos. Todos los demás son parcializados, vendidos, regalados, comprados. ¿Cómo es de fácil creer que por el hecho de tener un criterio, un columnista está “pagado” por una organización o secta? ¿Los que vomitan ese absurdo son acaso individuos que han recibido prebendas por pensar? Pero esa necesidad angustiante de igualdad, evita el ejercicio interesantísimo de crecer con la diferencia. De corazón, añoro diálogos enriquecedores, con argumentos, con ideas, de manera que la confrontación aporte a todas las partes. La vomitada de insultos es deprimente.
En mi condición personal Psicología no es sinónimo de “pera de boxeo”, donde no se puede asumir una posición porque hay que sembrar “paz y armonía”. La paz y armonía surgen de la palabra dicha con criterio, claridad y respeto, nunca silenciada. Quienes van a mi consulta lo saben. Educados en el miedo y el sometimiento, aún perdura el ideal de una sociedad con personas doblegadas, sumisas e incapaces de hablar de igual a igual. Estamos aportando, entonces para construir una sociedad de seres pensantes y confrontadores, no de zombies alienados…
Gloria H @Revolturas
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